
REPARTO
Los éxitos y conflictos de esta película se deben principalmente al elenco: hubo tanto momentos de tensión como de improvisaciones que pasaron a la historia. Debemos tener en cuenta que gran parte de los actores no eran famosos por aquel entonces y Coppola tuvo que arriesgar su puesto de trabajo varias veces, en concreto cinco. Las pruebas del castin fueron llamativamente largas ya que no se decidían: Coppola defendía a toda costa al joven Al Pacino, el cual no convencía nada a Paramount. Tal fue así que James Caan (Sonny en la película) hizo las pruebas para hacer Michael Corleone. Al Pacino grabó como prueba la escena en la que Michael coge la pistola del baño para matar a Sollozzo y al jefe de policía; Al Pacino improvisó gran parte de la escena, y demostró a la productora que era “el actor”.
Pero el mayor de los conflictos, y con diferencia, se lo lleva Marlon Brando. Llegó el momento en el que Paramount advirtió a Coppola que si volvía a mencionar a Brando, lo despedirían. El productor Albert Ruddy se apostó 200 dólares con Francis a que no lo cogerían, dinero que acabó perdiendo.
Brando tuvo que trabajar con unas condiciones que Paramount le
puso: no cobrar hasta que su trabajo hubiera concluido, descontar
de sus emolumentos todos los gastos que no fueran estrictamente
necesarios y someterse a una prueba, comprobando si era el adecuado
para el papel, algo que Brando no hacía nunca. Tuvo que ser necesaria
una larga conversación con Coppola para que este aceptara las
condiciones. La escena que utilizaron como prueba fue la inicial, en
la que Vito habla con Bonasera. Brando pintó su pelo con betún negro
y se rellenó las mejillas con pañuelos diciendo que quería parecer un
bulldog; de hecho, fue él el que ideó el famoso gesto de Vito Corleone.
Un dato interesante es q ue Robert De Niro hizo las pruebas para
hacer de Sonny; pero debido a que le surgió otro proyecto tuvo que
rechazar el papel. Gracias a eso luego pudo hacer de Vito en la
segunda entrega, algo imposible si ya hubiera aparecido en la
primera con otro papel.
A veces, en el séptimo arte, los rasgos más memorables surgen de historias improvisadas e incluso surrealistas. Por ejemplo, el bigote de Vito en la segunda película fue motivo de discusión entre los realizadores, ya que no se decidían. Finalmente, no se les ocurrió otra que echarlo a cara o cruz; ganó el bigote.
A Coppola le gusta rememorar de vez en cuando que su hija, Sofia Coppola, no solo salía en “El Padrino III”, sino que, en el emblemático bautizo de la primera película, Sofia actuó como la apadrinada de Michael con tan solo unos meses de edad. Quién diría en ese momento que el bebé actuaría diecinueve años más tarde como hija de Michael.

